Si observamos un mapa con la distribución geográfica de epicentros de terremotos y volcanes activos, podemos observar que esta distribución no es al azar. La inmensa mayoría de ellos se encuentran localizados dentro de unas estrechas bandas llamados cinturones sísmicos.
Esto significa que de algún modo, la liberación de energía interna en forma de magma y sacudidas sísmicas, se concentra en determinadas zonas dejando al resto de la superficie terrestre en relativa calma.
Esta distribución muestra una litosfera fragmentada, de manera parecida a las piezas de un gran rompecabezas y es en los límites de estas piezas, donde se concentra la mayor parte de la actividad geológica interna.
Así pues, se puede deducir:
Las placas litosféricas son cada uno de los fragmentos en que se encuentra dividida la litosfera, separados por cinturones sísmicos y volcánicos.
Se considera que existen 8 grandes placas: Africana, Antártica, Euroasiática, Australiana, Norteamericana, Sudamericana, Nazca y Pacífica. Además, existen otras de menor tamaño o microplacas, como las de Cocos, Filipinas, Arábiga, Indica, etc. Las placas se clasifican según el tipo de corteza que poseen, pudiendo ser:
A lo largo del tiempo, el número, forma, tamaño y situación de las placas ha ido variando y como consecuencia la geografía de nuestro planeta.
4.1. Expansión del fondo oceánico
Durante la década de 1960 se desarrollaron varias campañas oceanográficas con el fin de obtener muestras del fondo oceánico, las conclusiones obtenidas de esos estudios sobre la naturaleza de los fondos oceánicos se pueden resumir en:
De todo esto, se deduce que la litosfera oceánica se crea de manera continua en los límites divergentes de las placas, es decir, en las dorsales. En estos puntos, dos placas contiguas se separan y ello permite el ascenso de materiales procedentes del manto en forma de magma, que salen por el rift o parte central de la dorsal.
Según las placas se separan, el hueco es rellenado por magma más reciente, haciendo crecer el fondo oceánico, y los materiales que habían salido previamente se van separando del rift.
4.2.- Subducción
Las zonas donde la litosfera oceánica se introduce bajo otra placa litosférica se denominan zonas de subducción. La placa formada por litosfera oceánica se hunde en el manto debido a que está constituida por litosfera fría más densa. Los lugares donde esto sucede son las fosas oceánicas (en estas zonas se localizan los fondos más antiguos). En ellas, el fondo oceánico se dobla y se introduce en el manto según un plano inclinado, llamado plano de Benioff. Al llegar al manto, parte del material del fondo oceánico se funde parcialmente y asciende alimentando los volcanes que existen cerca de las fosas engrosando la litosfera continental y el resto desciende hasta llegar al límite manto-núcleo.
Las fosas, son estrechas y profundas trincheras que suelen encontrarse adosadas a los bordes continentales o junto a arcos de islas volcánicas, especialmente en el Pacífico. La más profunda es la fosa de las Marianas, alcanzando los 11 km.
En la parte superficial de la zona de subducción, por un efecto de raspado, se van acumulando los sedimentos oceánicos que estaban depositados sobre la litosfera oceánica, formando lo que se conoce como prisma de acreción.
Podemos diferenciar dos situaciones distintas en las que se produce subducción:
4.3.- Colisión continental
Cuando dos placas formadas por litosfera continental se enfrentan, no subduce ninguna de ellas porque tienen la misma densidad, se produce una colisión entre ambas y como resultado de la misma hay una elevación de las placas, que junto a los sedientos acumulados en el prisma de acreción, forman una cordillera de tipo alpino como por ejemplo el Himalaya.
4.4.- Límites entre placas.
Según el tipo de movimiento relativo que se da entre las placas tectónicas podemos distinguir tres tipos de bordes o límites:
4.4.1.- Límites divergentes o constructivos
Se localizan en zonas donde dos placas contiguas se separan. En estas zonas se produce un continuo ascenso de materiales procedentes del manto que provocan la creación de nueva litosfera oceánica. Se caracterizan por la existencia de dorsales oceánicas submarinas.
Las dorsales, son enormes cordilleras submarinas que recorren la parte central de los principales océanos. Presentan un surco central o rift, por el que surge magma procedente del manto, el cual es atravesado por fracturas perpendiculares al eje de la dorsal, denominadas fallas transformantes.
4.4.2.- Límites convergentes o destructivos
Son bordes de choque entre dos placas tectónicas y en estas zonas se destruye litosfera. El choque puede ser entre dos placas oceánicas, una placa continental y una oceánica, o dos placas continentales:
Son zonas son de gran actividad sísmica y volcánica. La presión que ejercen las dos placas provoca la formación de pliegues que dan lugar a cordilleras paralelas a la costa y los magmas que ascienden por las grietas dan lugar a una intensa actividad volcánica en la cordillera. El ejemplo clásico es la cordillera de los Andes, formada por la convergencia de las placas de Nazca y la Sudamericana.
4.4.3.- Límites neutros o pasivos
En estos límites, las placas se deslizan lateralmente por lo que no hay formación ni destrucción de la litosfera. El roce entre placas hace que en estas zonas se produzcan grandes fallas llamadas fallas transformantes. Hay asociada una intensa actividad sísmica, aunque apenas hay vulcanismo. La falla transformante más conocida es la Falla de San Andrés, en California.
4.5.- Puntos calientes
Los puntos calientes (hot spots o plumas de manto), son áreas de vulcanismo intenso alimentadas por una corriente ascendente de materiales calientes procedentes del manto profundo.
Normalmente se sitúan en
el interior de las
placas y el afloramiento en
superficie puede producir la formación de islas como es el caso de las islas
Hawaii, las Canarias o las Galápagos.